01/09/05
En las condiciones actuales, los empresarios informáticos argentinos estamos muy bien posicionados para exportar. La situación económica se ha estabilizado con un dólar caro, lo cual nos permite realizar la mayoría de las tareas (programación, diseño, redacción, traducción, promoción) con costos similares a los de países tales como India, Rumania o Brasil.
En tales condiciones, nuestra principal limitación es la escasez de mano de obra anglo-parlante, lo cual restringe nuestra entrada en negocios tales como atención del cliente o telemarketing, pero no representa demasiada traba en otros tales como programación o diseño gráfico.
En realidad, el nivel de lenguaje inglés de nuestra fuerza laboral típica en Buenos Aires es intermedio: ni tan bueno como para poder hacer marketing, ni tan malo como para estar excluídos del conocimiento técnico a medida que éste surge de sus fuentes y llega a nosotros vía Internet.
En nuestra empresa, 2 personas con alto nivel de inglés alcanzan para atender a los clientes angloparlantes, mientras que 7 ejecutan las tareas contratadas a dichos clientes.
Otras empresas pequeñas del rubro informático sufren más gravemente de este bloqueo idiomático, y se ven limitadas a atender al mercado local, o a intermediarios que sí pueden exportar.
El e-commerce sigue teniendo otras barreras para su completa implementación. Una de ellas es la cobranza por tarjeta de crédito o dinero electrónico, que está bastante cerrada a países latinoamericanos, a no ser que cuenten con capital como para abrir una representación en EE.UU. Existen algunas soluciones intermedias que estamos manejando en beneficio propio y de clientes, pero no son plenamente estables, y debemos realizarles ajustes todo el tiempo para mantenerlas operativas.
Aún con estas dificultades, podemos exportar con alto margen de ganancia. Aún se obtienen trabajadores informáticos de buen nivel con sueldos que representan una fracción minúscula de lo que se paga en el 1er. mundo.
Consúltenos si desea comprarnos en forma directa o aprovechar de nuestras conexiones locales para intermediar en su compra desde el exterior.